Yo, que soy de naturaleza optimista, reconozco que en los últimos años ha habido en mi vida tres momentos en los que la desesperanza se ha adueñado de mí. El primero cuando Zapatero llegó al gobierno en tren, con un billete que le había regalado Rubalcaba y después de un pasaporte a la gloria que le regaló Alfonso Guerra en venganza contra su enemigo del alma Pepe Bono. El segundo vista la deriva de Rajoy, dedicado a los números (no quedaba otra) y abandonando la política en manos de dos amazonas, tan guerreras como inútiles; blandeando con los catalanes con un 155 tan ficticio para nosotros como estimulador para ellos y abonando el terreno para el nacimiento y rápido crecimiento de la extrema derecha, consuelo de carcas y descontentos. El tercero, el periplo de Sánchez desde su defenestración y duro peregrinar por los lares del socialismo más cavernícola, hasta conseguir su sueño dorado de habitar la Moncloa, de manera poco ortodoxa aunque legal, creyéndose a la vez Narciso, Luis XIV y Felipe VI.
Llegué a albergar la esperanza de que tras las elecciones del 28 de abril de 2019 y vistos los resultados, fuera posible un gobierno de coalición entre PSOE y Ciudadanos con una mayoría absoluta de 180 diputados, gobierno que hubiera contentado a todos, pero Sánchez con sus 123 escaños se creyó el rey del mambo despreciando a Iglesias y a Rivera. Rivera, habiendo practicado de puente en Andalucía y Madrid, se encontró a nueve escaños del PP y pensó que la oposición estaba en sus manos; como consecuencia, el uno por el otro la casa sin barrer y Sánchez se lanzó al vacío confiando en el “seny” catalán que lógicamente le traicionó.
Nuevas elecciones en Noviembre. Sánchez pierde 600.000 votos e Iglesias en torno al millón. En bloque ambos sacan una diferencia de cinco escaños a la fraccionada derecha y, como arte de birlí birloque, ambos perdedores anuncian que comparten cama a pesar de que Sánchez padecía de insomnio por culpa de Iglesias. Desde entonces a esta parte un cúmulo de despropósitos. Nuevos socios, primero y más importante ERC, a los cuales se vende por un plato de lentejas que comprende: aceptar a Torra como President a pesar de haber sido inhabilitado; formar una mesa “entre iguales” para hablar del futuro inmediato del soberanismo, incluido referéndum; permitir que Torra ponga en libertad a la mayoría de los condenados del Procés tras asimilar su estancia en prisión a la de un hotel de cinco estrellas. Por ¿último? Intentar con la mediación de su flamante “fiscala generala” y el Ministro, novio de la dueña del legislativo, hacer reformas en el código penal para permitir que los condenados golpistas salgan a la calle con todos los honores.
Con los traidores vascos otro tanto, les va a regalar Navarra, les va a quitar del medio a la Guardia Civil, les va a transferir las competencias en prisiones para que los condenados etarras salga a la calle y va a romper la caja única de la Seguridad social para que los vascos cobren mejores pensiones que el resto de españoles por aquello de que son más machos y tienen un RH negativo.
De puertas adentro de Moncloa, ha formado un Gobierno tan desmesurado y solapado en sus competencias que le hace inviable en cuanto a efectividad. Tres vicepresidencias para atar en corto a Iglesias (que ya ha comenzado a segarla la hierba por los pies y Sánchez sin enterarse) y un gobierno paralelo intramuros dirigido por el chamán Redondo, una mezcla de Godoy y Rasputín que ha hipnotizado a Sánchez y le marca el camino a seguir.
Y después de todo eso viene la acción de gobernar o desgobernar. Subir el salario mínimo interprofesional con un gran descalabro para el sector agrícola. Ya están dando vueltas al IVA a ver por donde se cuela un aumento del mismo y qué decir del combustible tan odiado por alguna Ministra, el diesel, al que se le aproxima una subida de impuestos del 3,5% con la consiguiente ruina para gran parte de la automoción y especialmente para los sectores agrícola, transporte y pesca, sin olvidar a los millones de propietarios de vehículos a los que en su día se les vendió el diesel como remedio para reducir el consumo y abaratar sus economías. El campo está en pie de guerra y los “chalecos amarillos franceses” proyectan ya su sombra sobre esta piel de toro. El Vicepresidente, proletario vallecano reencarnado en casta con dacha de politburó, torea al Ministro del ramo y convoca a los agricultores con olor a izquierda y comunismo parcelario, desconvocando horas antes a otros colectivos agrarios que también habían sido convocados. Claro, es que se trataba de aumentar el maná del PER a los jornaleros andaluces y extremeños para tenerlos callados y sirvieran de freno a las tractoradas. El paro sube, la economía se estanca y Sánchez emula la ceguera de Zapatero a la hora de ver venir la crisis.
De cara al exterior me viene a la mente la imagen de aquel Zapatero solitario, sentado en su sillón y alejado de los demás grupos que conversaban en torno a los líderes. Sánchez pretendía ser el paladín de la nueva Europa pero sus socios podemitas le han hecho cambiar el rumbo y reconducirlo al apoyo y reconocimiento de regímenes criminales como el de Maduro o Evo Morales, con el único fin de tapar los trapos sucios de la financiación ilícita de Podemos. El episodio del Ministro Ávalos con la vicepresidenta venezolana Delcy Rodriguez con el dentro o fuera del especio Schengen y las cuarenta maletas de los cuarenta ladrones del Alí Babá venezolano, no hace sino situarnos a la contra de quienes son nuestros socios naturales, la UE y los países democráticos de América.
El moro Mohamed VI tiene bien aprendida la lección de su padre. A gobierno español débil , ataque por todos los flancos. Uno en Canarias ampliando a su interés las aguas territoriales, otro en Ceuta y Melilla con aumento de la población marroquí y la asfixia económica de ambas. Más arriba el pícaro Fabián Picardo ya se ha ganado para su causa a la funcionaria europea especialista en comercio internacional y ahora Ministra de Exteriores Arancha González de forma que Gibraltar seguirá siendo lo que es pese al brexit.
Macron y Merkel que ahora constituyen el eje de poder de la UE sin el Reino Unido, desconfían de este gobierno frentepopulista y otorgan a Polonia el lugar que debería correspondernos. Todo lo que España podía esperar del brexit se quedará en agua de borrajas y Sánchez va a pintar en Europa menos que chafachorras en Madrid, de hecho Francia y Alemania han dejado fuera a España de la primera fase del futuro avión de combate europeo donde supuestamente tenemos el 33%. Con el esperpéntico Trump el noviazgo con Sánchez no ha llegado ni a la primera foto. Las Ministras de Defensa, Exteriores y Economía quieren doblegar al yanqui con amenazas al pacto militar o los impuestos a los servicios digitales y el yanqui se desternilla de risa.
En fin, si este es el principio cómo será el final. Dice el refrán que el que mal anda mal acaba, pero mientras tanto paso que da es pisotón que nos arrea. Ayer llamó a Casado para darle un pisotón y presumir de ello y de hecho ya salió la vocera del Gobierno a decir que todos los males de este mundo mundial los provoca la derecha porque es insolidaria y solo siembra odio. Lo grave es que hay muchos que se lo creen.