Comentaba la pasada semana que en política, el que llega sin oficio viene a buscar beneficio y este sería el caso del Presidente Page, que llegó a la política de manos de su  mentor Bono apenas terminado el bachillerato y desde entonces no ha hecho otra cosa que vivir de ella y en ello está a pesar de las circunstancias.

Yo recomendaba malévolamente a Page la semana pasada que convocara elecciones porque era la salida más apropiada antes de que sus adversarios tuvieran tiempo de armarse. Lo hice lógicamente en la creencia de que en ellas iba a salir derrotado de nuevo y sin posibilidad de reunir mayoría para gobernar. Pero lamentablemente para la Región, Page ha optado por vender su alma al diablo podemita, al que tanto denigró a pesar de ser su sostén en el gobierno.

Es curiosa la actitud de Page mordiendo continuamente la mano que le daba de comer. Todo el mundo se extrañaba de ver el posicionamiento frente a Podemos y las críticas continuas a los que le habían facilitado la investidura, hasta el punto de llegar a romper relaciones a finales del pasado año. La actitud prepotente recuerda a la de su padrino Bono, con la diferencia de que éste tenía mayoría absoluta y él no la tiene, así que molestos y ninguneados los podemitas dijeron no a los presupuestos, fueren cuales fueren, si no llevaban consigo algo más y ese algo más no es sino entrar como zorra al gallinero y dejar a Page como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando.

De tanto como se ha dicho y escrito sobre este asunto en todos los medios saco en conclusión dos cosas, la primera, que el amor al sillón es en este caso amor y necesidad, sobre todo necesidad y que para mantenerlo debía postrarse de rodillas ante los podemitas y ante su propio jefe, al que tenía muy cabreado por su desliz con el social populismo andaluz. La segunda, que ha venido muy bien a ese ejercicio de peligrosa aproximación que practican Sánchez e Iglesias. A Sánchez le vendría bien porque la entrega de la cabeza de Page sería un acto de buena voluntad para ese matrimonio que se prepara con Iglesias y de paso conseguiría doblegar a un díscolo barón con vocación de  mosca cojonera. A Iglesias le viene que ni pintado porque mete a su topo en la casa del pueblo socialista para ir minando sus cimientos. Un experimento en el que ambos líderes confían obtener resultados a su favor y en que Page es el convidado de piedra que ni ve ni oye ni siente sino que se mantiene, que para él es lo más importante.

En el 39 Congreso socialista de estableció que cualquier acuerdo de gobierno debería ser consultado con las bases, pero parece ser que Page no está muy por la labor de consultar a sus bases castellano-manchegas, porque tras años de inculcarles  que Podemos es el mismo demonio cómo les explica ahora que se echa en sus manos. Aún en el caso de que los convenciera, que es harto difícil porque las bases socialistas manchegas no están tan radicalizadas como sus compañeros de zonas industriales o periféricas,  so pena que desde Ferraz se recomiende a los sanchistas manchegos ser más proactivos, solo con el beneplácito y el voto de sus correligionarios apenas conseguiría su propio escaño. Aquí viene el problema de Page, que ha mentido, despreciado y olvidado tanto a su electorado que ahora va a ser difícil hacerles comulgar con ruedas de molino. Posiblemente tengan la percepción de que lo único que importa a Page es seguir en Fuensalida cueste lo que cueste, arrodillándose ante Sánchez y vendiendo su alma al diablo podemita, al fin y al cabo es lo único que tiene,  porque para desembarcar en alguna de las empresas del Ibex necesitaría al menos llegar a ministro y la Caja de Castilla La Mancha ya no existe.

Así las cosas, a ver si me haces caso ahora, Emiliano, disfruta de estos dos años de matrimonio político con García Molina y ya que los castellano manchegos te importamos un carajo, piensa en salvar tus muebles porque en 2019 no se te va a aparecer de nuevo la Virgen.

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Page y el amor al sillón

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