Lo ha dicho Pedro Sánchez, me veo Presidente, no habrá elecciones. Es posible que esté en lo cierto porque todos los movimientos que se están desarrollando el en espectro político van a parar al mismo sitio, la investidura por cansancio para el candidato no investido. Es posible que el socio accidental del PSOE sea el artífice de artimañas que están sembrando dudas en el PP y en Podemos. Sería el último servicio al PSOE antes de que le pongan los cuernos con Iglesias, porque todo indica que cuernos habrá en cuanto Pablo diga esta boca es mía. Comentaba yo hace unos días, refiriéndome a Pedro Sánchez, que aunque el camino se acaba el tonto sigue, pero es que en este caso sigue y sigue y sigue, valiéndose de estrategias que, si son suyas le darán muy buen resultado y si son prestadas igualmente le van a servir.
Ya ha consolidado su autoridad en el Partido. Nadie cuestiona ya que el próximo secretario general será él y a la vez el candidato si hay elecciones en Junio. En Andalucía las piaban mucho pero a la hora de la verdad se han venido abajo. Sánchez se ha consolidado y quiere ofrecerse a sí mismo y a su Partido el regalo de la Moncloa antes del 3 de Mayo y por supuesto antes del Congreso del PSOE.
Ha conseguido situarse por encima de Rivera hasta hacerlo insignificante salvo cuando le interesa. No reconoce su derrota en el Congreso y aún se siente legitimado para seguir siendo el candidato, aprovechando que el Rey está en Babia y Rajoy en el limbo. No deja de mandarle “besitos” a Iglesias, directamente y mediante intermediarios interesados como Carmena, que ven peligrar su poltrona. Creo y muy a pesar mío que está moviendo bien los hilos para salirse con la suya.
Su socio-lacayo Albert Rivera se ha encargado de inutilizar a Rajoy lanzando un mensaje que por desgracia está calando entre los votantes, simpatizantes y hasta en los militantes del PP: “Rajoy es el problema y debe marcharse” y en este país somos tan necios que damos crédito a un líder de paja con votos prestados, que apenas precisa una cerilla para desaparecer. Rajoy es el que sobra después de haber ganado las elecciones a pesar del desgaste de gobernar frente a la crisis y sufrir los avatares de un montón de sinvergüenzas que han surgido como hongos en el Partido; sin embargo, Pedro Sánchez es el futuro, el mesías largamente esperado que va a sacar adelante el “cambio” sin saber qué es lo que va a poder cambiar. El fracasado que ha obtenido los peores resultados electorales del PSOE y no ha seguido los pasos de Almunia o Rubalcaba, a pesar de haber sino el cuarto por Madrid que eso es ya para ni asomar al balcón de Ferraz. Buen servicio el que le está haciendo Rivera, que resulta que antes no aspiraba a nada y ahora ya se ve también en la bancada azul.
La segunda parte de su estrategia es ir a por Podemos aprovechando las conocidas diferencias entre las dos familias podemitas más representativas, anarquistas y comunistas, así como la desconfianza de los círculos regionales a la vista de la centralización del poder en Pablo Iglesias y sus más próximos. En el PSOE saben que la extrema izquierda es hija de mil madres y tan solo les une el afán de lucha por conquistar el poder. Una vez que tocan poder vienen las hostias. Todos quieren parte del botín y a falta de disciplina partidaria, incongruente con su razón de ser, comienzan las conspiraciones, las traiciones y las deserciones. La debilitación de Podemos y el resultado de las próximas encuestas pueden hacer cambiar a Pablo Iglesias y hacerle bajar del pedestal para tocar tierra, ceder ante Errejón y aminorar las exigencias ante Sánchez, bien por la vía de la coalición con una presencia podemita de perfil bajo o mediante la abstención en un gobierno de coalición Sánchez-Rivera.
Así las cosas, cabe pensar que si las encuestas electorales no ofrecen a Podemos más IU la garantía de superar al PSOE, Pablo Iglesias va a aflojar y dar su brazo a torcer en el veto a Ciudadanos. Sánchez se dejará hasta la ropa interior en la negociación y al final habrá Gobierno. ¿Por cuánto tiempo?, eso ya no importa, Sánchez quiere ser Presidente aunque solo sea por un día. Él ya sabe que con 130 Diputados, Podemos soplándole la oreja y un PP despechado y con mayoría absoluta en el Senado, las posibilidades de aguantar siquiera un año son remotas, máxime si tiene que hacer frente a lo que queda por venir de la UE.
No habrá elecciones en Junio de 2016, serán en 2017 y para entonces Sánchez habrá fracasado definitivamente, Rivera correrá la misma suerte que UPyD y si Dios no lo remedia, Pablo Iglesias será la única oposición de izquierdas y tendrá tiempo de consolidar “su Sindicato”, que ya está en marcha y preparar el asalto final al PSOE. Rajoy mientras tanto en el limbo, en la higuera, en la luna de Valencia, en la inopia …
FRANCISCO DEL HOYO