Está claro que todos cometemos errores, pero Rivera ha protagonizado esta semana uno de los mayores de los posibles, sin ninguna necesidad, lo peor para él es que será difícil de enmendar, porque no hay Caso del Presidente, sí una cortina de humo y mucho fango sin perspectiva política.
Quizá era difícil cuestionar sobre el tema catalán cuando flotaba ya en el ambiente la ruptura al dialogo del independentismo ordenada desde Bruselas, aprovechando el caso Montón pareciera una mejor jugada el órdago sobre la tesis del Presidente.
Sin una directa acusación Rivera cambió la pregunta cubriendo a Casado, centro de todas las críticas tras la dimisión de la Ministra, hablando de “dudas razonables” sobre una tesis doctoral. Para un académico objetivo, no tendría ningún recorrido tal acusación, pues el sistema garantista universitario español promueve un trabajo científico propio que ha de ser presentado ante un Tribunal, en esos años de cinco doctores, junto a un informe ajeno previo de otros dos especialistas, con la necesidad de depósito en la Biblioteca de la Universidad de lectura/defensa y publicación de la ficha-síntesis en TESEO. Para Sánchez evidentemente tampoco, pues a pesar de no ser necesario entró al trapo de su defensa, y en tan sólo dos días culminó la publicación de la misma con el informe preceptivo del porcentaje de copia, más que aceptable por otra parte. E incluso se conocía que parte de la misma había sido publicada en formato libro, con un coautor, como tantos otros doctores lícitamente hacen para con sus trabajos.
Entonces cuál era el objetivo, tengo claro que el ruido mediático, para olvidar otros casos ante la justicia, quizá borrar de los titulares que se exhumaba a Franco y ellos se abstenían, e incluso zarandear al gobierno para provocar su caída. Pero no todo vale y en estos juegos de estrategia uno debe andar muy fino con los efectos colaterales. Explíquele esto al Señor Rivera, Señora Robles, cuando dijo que eliminaría el contrato de las bombas a Arabia Saudí, o al Señor Puigdemont cuando aseguró que una Cataluña independiente sería más fuerte a nivel empresarial y económico.
Finalizo con la explicación de mi indignación. Con la cantidad de problemas en este país es difícil abstraerse a las niñerías de patio de colegio en el Parlamento sobre la formación de los nuevos políticos, el mismo señor Rivera ha puesto a dieta su currículum en las últimas horas por estar algo engordado. Pero a pesar de esto la tesis del Presidente cumplió con la legalidad y fue juzgada, ahora para muchos podría haberse calificado de otra forma, pero objetivamente no hubo defecto de forma, ni de procedimiento, por tanto no hubo error de hecho ni de derecho, por lo que hasta ahí el caso del Presidente.
Eso sí parece que se alimenta cada vez más la idea de que el esfuerzo no vale, la corrupción impera en la Universidad y que cualquier privilegiado puede conseguir titulaciones. Por eso me indigno, por mis alumnos, por tantos compañeros e investigadores que cumplimos altísimas exigencias como parte de nuestro día a día, o por mis nueve años de trabajo de investigación, estancias en universidades extranjeras, desarrollo de proyectos, cursos de formación, asistencia a congresos y publicación de artículos con los que conseguí mi doctorado en Economía y jamás se me ha ocurrido comenzar un debate contra mi adversario poniendo en tela de juicio su formación, aunque seguro que sí pidiendo cuentas sobre sus hechos, acciones o proyectos, vaya pero yo no soy político, sino un simple profesor doctor de universidad. De lo de Doctor, excepto para los médicos, claramente es un título que sólo se valora fuera de España, vaya, como lo de saber idiomas.
Guardo muchas explicaciones por cuestiones de espacio, como siempre espero vuestros comentarios.
Blog: El Secreto del Hormiguero.