Somos ciertamente similares a otras especies societarias, esta semana se puso de moda un término nada nuevo, el de la ‘España vaciada’, para referir otra de las grandes problemáticas que ahogan a nuestra sociedad en la que coinciden todos los pronósticos futuristas que visualizamos en multitud de largometrajes.
La urbe devasta con su atracción grandes extensiones y dibuja una nueva Siberia alrededor de la capital y en el tránsito de Madrid a Barcelona. Como un gran gurú de su tiempo Cervantes echó a cabalgar a su hidalgo por la actual España vaciada, aunque se quedó corto pues también se extiende por el Oeste hasta bien alcanzado León.
El tan ansiado estado del bienestar, la economía terciaria y el desarrollo sólo ampara a las grandes ciudades productoras de estrés y contaminación pero al tiempo de bienes y servicios. Ahora que sus diputados hacen echar cuentas a los políticos, ahora deben buscan respuestas que no encuentran en ciertas medidas compensatorias y no basta con la petición de perdón, tan de moda, por llevarse la industrialización a tan pocos lares en tiempos ya pretéritos.
Permítanme, señores políticos, ahora que empezamos a ser país de viejos, y buscamos sostenibilidad preocupados por la huella de carbono, que se mire más de cerca a estos enclaves protectores del medio. La gran mayoría de mi generación «tiene un pueblo» y el territorio tan deseado por algunos de lazos amarillos se nos pierde entre mesetas y llanuras sin alcanzarnos la vista, ni las piernas para conocerlas.
Un país con más de 8000 municipios, en los que casi 5000 cuentan con menos de 1000 habitantes, debe buscar estrategias de desarrollo para sus habitantes y formas de contrarrestar la atracción de la ciudad que rompe el equilibrio por más de 50 años, debemos llevar el crecimiento a los pueblos sin devastarlos ofreciendo la calidad de vida y felicidad que hemos perdido entre el asfalto de nuestras grandes ciudades. Cultura, turismo, residencia sostenible, ocio, agricultura… todo ello puede ponerse en valor para pueblos reducidos y las instituciones deben encontrar el formato para hacerlo.
En un pequeño pueblo, un proyecto piloto de desarrollo cultural y turístico se abre paso de mano de la transferencia universitaria, el festival cervantino que marca la idiosincrasia manchega de una comarca y la sostenibilidad medioambiental para atraer universitarios, estudiosos, científicos durante un mes a pueblos ‘vaciados’ por infraestructuras que los unían a la capital. Este mes de abril la UCLM junto a instituciones públicas y privadas como el ayuntamiento de Quero, activan todo un plan de desarrollo a través de la cultura para algunos municipios de La Mancha con la marca Querote. Actuemos socialmente poniendo en valor sus intangibles, antes de que el recuerdo quede borrado y nuestros nietos se conviertan en totales urbanitas.
Respecto al festival, la excusa es el encuentro y aprendizaje universitario y cervantino; la propuesta, un mes teñido de actividades, con acciones públicas, privadas y oportunidades, no te lo pierdas.
Blog: El Secreto del Hormiguero