Que los medios de comunicación inunden la política no es nuevo, que la cara de nuestros gobernantes llene carteles sustituyendo programas de gobierno tampoco, pero que sea el soporte del inicio de campaña de los aparatos de partido si es un hecho diferenciador respecto al pasado, incluso con la confusión deliberada del robo de cabezas de lista entre afines tanto a la derecha como a la izquierda.
La renovación iniciada por Sánchez el pasado junio para formar gobierno parece haber cuajado entre los competidores, aquello de apostar por reputados expertos profesionales ha sido imitable, pero derivado hacia los medios, pues un astronauta no tiene por qué conocer las políticas de investigación a nivel ministerial, aunque es defendible, lo que parece menos verosímil es que un entrenador de baloncesto sirva para alcalde, un ministro de un país externo, e incluso una marquesa que es periodista,… y ya puestos por qué no un militar retirado, un abogado del estado o el mismo expresidente de una gran multinacional.
La tergiversación del concepto de tecnocracia en política es similar a suponer que el mismo Cristiano podría ser Ministro de Cultura y Deporte, estamos hiriendo de muerte el concepto ideológico social de un partido político.
El juego del famoseo no hace sino rebajar aún más el nivel del trabajo por el interés común, cierto que la ideología también ha reaparecido pero para borrar del mapa a cuantos molestaban en el aparato político. Una arena con tanta mezcla y tan pocos principios diferenciales en programa y estrategia como país, dónde lo social se frivoliza, no es lo deseable. Los partidos políticos deben activar las ideas sociales y defenderlas en sus filas con el trabajo.
Vivimos demasiado aprisa, ya lo comentaba esta mañana en clase de economía aplicada, se vive al día sin pasado y obviando el futuro, por un burdo protagonismo del ego, separándonos del bien común, ¡vaya!, como si cada hormiga de pronto se olvidara del hormiguero, pensando en ella misma y actuando para ser reconocida por ello, ¿cuál es entonces la diferencia con la cigarra del cuento?
Otra certeza es que cuanto más se preconiza este tipo de actuaciones por los políticos, más se desvinculan de la sociedad, quizá entonces la abstención sea la gran ganadora en las próximas elecciones.
Mientras el cambio de estructura hacia una sociedad envejecida y dependiente de la tecnología, en un mundo desigual en el que todos los egos se miden por ‘followers’, y un entorno insostenible que huye de sacrificios y fracasos harán difícil convivir en nuestro hormiguero.
Las respuestas, sigo buscando, pero no las veo.
Blog: El Secreto del Hormiguero