El fin de lo social: egos, micropartidos… y sin negociar
Esta pasada semana veíamos la penúltima de nuestra arena política con Errejón suscribiendo las listas de Carmena y «abandonando» a su amigo Pablo, aunque no del todo. En política, como en la vida, algunos “egos” no dan para ver al grupo, al equipo, y abocan a la secesión.
Hace tiempo que vengo avisando de una sociedad que camina en dirección inversa al interés común, que se empeña en enfatizar las hazañas personales y que olvida al grupo como prioridad. En el inicio situamos a los nacionalismos que atizan la bandera de los pueblos o micro sociedades, para el beneficio propio y que «provocan» la respuesta de otros radicalizándose en la misma línea. Tenemos ejemplos desde USA a Madrid, pasando, cómo no, por Barcelona, Londres o Macedonia.
Estamos obviando que somos sociales y que lo mejor de nosotros siempre pasa cuando nos unimos y movemos en beneficio de todos, pero esta corriente tan importante en la segunda mitad del siglo XX, se está olvidando irremediablemente. En Totalán vemos otra vez de lo que somos capaces como sociedad, cómo Estado, intentando salvar a una criatura podemos descomponer una montaña en una semana.
En este dilema, volviendo a la arena política, aparecen los salvadores populistas, ahora por la derecha, con su misoginia y racismo envuelto en piel de cordero, los que vienen a devolvernos el valor de la patria, el sentido de España, con fuertes acciones proteccionistas como bandera. Casado, en su congreso, los ve aparecer por el retrovisor y avisa que son ellos los únicos capacitados para un ¡viva España!, que son ello los defensores y protectores de una patria amenazada por la autodeterminación, Rivera pide moderación y reclama el voto para una unidad moderada con la bandera como símbolo integrador, Sánchez desmenuza la derecha en tres y la enfrenta como salvador del diálogo, mientras empuja a Susana Díaz al abismo a pesar de ganar las elecciones, buscando la autoridad de unos presupuestos penalizados hoy de nuevo por el invento del cuadre del IVA, por último Iglesias tapa agujeros y cuenta cuantos partidos debe reunir bajo sus siglas o será él, el que deba unirse a «Más Madrid» para contar con alguna posibilidad entre tantas siglas y mareas.
¿Dónde vamos, España?, es fácil criticar a May por su BREXIT y no ver que es el mismo ideario que el independentismo, es sencillo aplaudir a VOX y al tiempo insultar la política de Trump con su valla frente a México, es oportunismo político ceder competencias a las Comunidades para «olvidar» el proteccionismo del sector del taxi, es sublime pedir moderación ciudadana mientras subes a la silla del pacto con misóginos y sectarios, es vergonzoso soportar tu gobierno en unos presupuestos para el Estado que aprobarían justo aquellos que quieren romperlo, es inaudito criticar a la casta cuando tu actuación personal se sustenta en el liderazgo propio y en ser parte de ella.
A cuatro meses de sacar urnas, en España debemos tener menos complejos sociales sobre los símbolos que nos representan, las políticas que deben guiar el bien común que se soportan en la negociación más necesaria que nunca cuando el micro-partidismo ha vuelto y cada vez se lucha menos por alcanzar el centro moderado.
Pienso mucho cada día en lo que avanzamos como sociedad global y en lo sencillo que resulta destruir todo lo logrado, escuchemos a nuestros mayores, ojalá y estemos a tiempo, ojalá y en Totalán se produzca el milagro, en esta semana del «Blue Monday» (lunes gris para los hispanos), sigo creyendo que como la hormiga, el ser humano es social, y no debe renunciar a ello y irá en contra de lo que es natural.
Blog: El Secreto del Hormiguero