Del Carnaval a la Cuaresma
Escribo esto el martes de carnaval, último día de la semana de jolgorio, lujuria y gula que dio comienzo el jueves lardero y que da paso a una cuarentena de penitencia y arrepentimiento, acompañados de ayuno y abstinencia, con el que el mundo cristiano se prepara para celebrar la Pasión de Cristo y la Pascua de Resurrección.
Será mañana, miércoles de ceniza, cuando en la liturgia católica se nos recuerde que somos mortales, de dónde venimos y a dónde vamos “polvo eres y en polvo te convertirás”. El carnaval culminará su resaca lamentando su final con el entierro de la sardina y será el día en que triunfe doña Cuaresma sobre don Carnal como así nos lo describía Juan Ruiz, Arcipreste de Hita el “El Libro del Buen Amor”:
«De mí, doña Cuaresma, justicia de la mar,
«alguacil de las almas que se han de salvar,
«a ti Carnal goloso que no te piensas hartar,
«te envío el Ayuno para que te desafíe en mi nombre:
«De hoy en siete días tú y toda tu gente
«os veréis conmigo en el campo de batalla;
«y hasta el Sábado Santo estaremos en guerra
sin cuartel «de muerte o lesión no podréis escapar
Comienza la cuaresma con un recorrido de cuarenta días (los domingos no cuentan) hasta el 18 de Abril (Jueves Santo) antes de la ceremonia que recuerda la “Ultima Cena” y aunque en sus primeros tiempos (se celebra así desde el siglo IV) se caracterizó por la rigidez de la penitencia y el ayuno, con los años fueron suavizándose las costumbres y hubo épocas en las que el ayuno no era penitencial sino mal endémico y la abstinencia vino a privar del consumo de carne sobre todo a nobles y clérigos a los que la cuarentena era la medicina preventiva contra su enfermedad más frecuente, la gota.
La Bula de la santa Cruzada fue concedida a los Reyes Católicos por el Papa Julio II en 1509 y permitía liberarse de la obligación del ayuno y la abstinencia a cambio de una limosna (con precio mínimo establecido). Se vendía en las parroquias hasta que en 1966 y tras el Concilio Vaticano II, la Iglesia española la suprimió, con gran quebranto económico para algunas parroquias. No obstante, con o sin Bula la cuaresma tenía en la cocina un aliado generoso, el potaje de cuaresma, con garbanzos, bacalao, espinacas y rellenos, como anticipo de lo que había de ser la repostería típica de la Semana Santa, original y rica en todos los pueblos de España.
Oración, ayuno y limosna son los tres pilares sobre los que la Iglesia recomienda centrar este periodo de reflexión y arrepentimiento. Desgraciadamente muchas de las costumbres de nuestros antepasados, religiosas o laicas, van desapareciendo con los nuevos tiempos y la cuaresma, a diferencia de otras celebraciones similares de religiones ancladas en la Edad Media, se ve reducida al ambiente rural y en menor cuantía al urbano.
Aunque la Semana Santa siga siendo en España la mayor manifestación religiosa, cultural y artística del año, la preparación personal para la misma que supone la cuaresma no se corresponde con ella, lo cual viene bien a quienes quisieran hacer desaparecer de la sociedad todo vestigio de sentimiento religioso y celebraciones religiosas de carácter cristiano. Hoy la moda para nuestros políticos de izquierda es halagar al Islam y facilitar su propagación.
En el secular enfrentamiento entre la media luna y la cruz, la cerril izquierda española se decanta por los primeros por aquello de que el enemigo de mis enemigos es mi amigo, de ahí las felicitaciones de Pedro Sánchez o Pablo Iglesias a la creciente comunidad musulmana con motivo de la celebración del Ramadán, cosa que no hacen con la mayoría cristiana española en la celebración de la Pascua de Resurrección, la mayor celebración del mundo cristiano; todo lo contrario, pronto saldrán a la calle las de la procesión del clítoris y otras similares, ofendiendo y haciendo escarnio de nuestras creencias religiosas.
Claro que, eso pueden hacerlo en una sociedad políticamente permisiva y débil como la nuestra y a una religión, la cristiana, donde te dicen que si alguien te hiere en una mejilla presentes la otra. En el Islam y por lo mismo, “te hacen el cuello”.
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