Aprovechar el tiempo
Estamos ante una oportunidad para definir los cimientos, las bases sobre las que construir un nuevo paradigma, asentado en la capacidad de cooperación y la búsqueda de consensos en el ámbito político y social. La Unión Europea, como comentamos en los artículos anteriores, surgió de una catástrofe: la Segunda Guerra Mundial año 1945. Ha avanzado de crisis en crisis, tal y como decía Jean Monnet. Se trata de aprovechar las crisis para crear solidaridades de hecho en cuestiones concretas entre los europeos y avanzar con pequeños pasos, a ser posibles irreversibles, hacia un objetivo común.
Nos viene a punto recordar las palabras de Monnet, el 20 de Julio de 1950, en al conferencia convocada en París para aplicar el Plan Schumann, otro cofundador Ministro francés de Exteriores, que estableció la Comunidad del Carbón y del Acero, el primer núcleo fundacional de la UE:”En una federación no hay secesión por decisión unilateral. Solo hay una comunidad de pueblos que se comprometen sin límite de tiempo y sin espíritu de retroceso.
Monnet impone su método, contando siempre con reticencias nacionalistas. Charles de Gaulle declaró silla vacía de Francia en Bruselas , con su reivindicación del derecho de veto al presupuesto agrícola. Margaret Thatcher convirtió el federalismo en un espantajo frente al heredero de Monnet, Jaques Delors , pero no pudo impedir que los pequeños pasos se convirtieran en grandes zancadas en dirección a la unificación del continente, el horizonte de la Unión política y el €uro.
Luego llegaron el cansancio y los liderazgos débiles. El método Monnet fue sustituido por el método intergubernamental. Iban a mandar los Gobiernos en vez de trasladar la soberanía a Bruselas Perdió impulso la Comisión Europea, guardiana de los Tratados y dueña de la Iniciativa Política. Se aflojaron las solidaridades con tanta ampliación y tan poca profundización Fracasó la Constitución Europea, intento grandilocuente incompatible con los “pequeños pasos”. El federalismo se refugió en Francfort en el BCE de Mario Draghi.
¿Que ocurriría si la Europa del €uro no tuviese un banco central, el BCE, con todos los instrumento de la política monetaria contemporánea activados a sus servicios? ¿Qué sucedería si este BCE enfocase los problemas del mismo modo –tímido y procíclico– que lo hizo la propia institución al inicio de la Gran Recesión de 2008 y, sobre todo, en la fase de la crisis de la deudas soberanas de 2011?
Entonces se estuvo a punto de rozar la catástrofe, pautada por la quiebra de varios socios vulnerables y la amenaza de exclusión de uno de ellos de la propia moneda única, la respuesta no es difícil: sin este BCE, la economía de la €urozona habría sufrido desastres extraordinarios. Y sus empresarios, trabajadores y consumidores no habrían sido inmunes a esos reveses.
Si desde entonces, y durante el estancamiento que sucedió a la crisis, la €urozona evitó todo lo peor fue gracias al activismo monetario. Solo éste compensó la ausencia de una política fiscal común y el sesgo deflacionista de las políticas presupuestarias autoimpuestas a los socios mediante el Pacto de Estabilidad y su austeridad extrema.
Ahora, frente a la recesión provocada por la parálisis económica que ha generado la pandemia del coronavirus sucede lo mismo, pero afortunadamente con mejores variantes. La primera institución en reaccionar fue, a principios de marzo, el BCE. Luego sus propias llamadas a completar lo monetario con lo fiscal, y sobre todo, la dureza de la crisis en curso, empezó a convencer a los Gobiernos europeos de que debían articular una política fiscal expansiva de excepción
La Unión Europea ha avanzado de crisis en crisis y ahora afronta amenazas en muchos frentes. Esta situación es comprendida por la Angela Merkel que sigue siendo la dirigente de confianza del país europeo indispensable. Merkel, al acordar con el presidente francés, Emanuel Macrón, el nuevo Plan Financiero de la UE, transformó las posibilidades de la Unión. Se trata de otro momento “hacer todo lo que haga falta” en esta ocasión protagonizado por los principales dirigentes políticos.
La UE debe hacer frente a EE.UU, se opone a la misma idea de integración europea; por encima de todo, a la división en la €urozona por la pésima gestión de la crisis financiera que hizo crecer el €uroescepticismo en un país como Italia, cuyas perspectivas económicas precisarán del apoyo decidido del Banco Central Europeo, cuya credibilidad puso el entredicho el Tribunal Constitucional alemán. La afirmación del Constitucional alemán de que tiene potestad para declarar que un fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea “no es vinculante jurídicamente en Alemania”. La Unión Europea es una comunidad basada en el principio de legalidad. El ordenamiento jurídico comunitario es la espina dorsal que mantiene unida a la UE, y el fallo del Tribunal Constitucional Federal de Alemania, representa una grave amenaza contra el mismo. ES INSOSTENIBLE.
Nos enfrentamos como colectivo social a uno de los retos más complejos del último siglo, una crisis socioeconómica global de consecuencias aún difíciles de cuantificar con precisión. Estamos ante una crisis completamente diferente de cualquier otra que hayamos sufrido. Ante esta situación de enorme responsabilidad, debemos volver la mirada hacia los elementos esenciales que han facilitado el progreso de la humanidad y han dado forma a nuestro modelo da convivencia. Veremos que el ser humano cuenta con un factor diferenciador que ha sido decisivo en cada uno de los grandes retos que han impulsado saltos cualitativos en la evolución de la sociedad: nuestra capacidad de cooperación.
Esta misma capacidad es la que nos ha permitido llegar hasta aquí, sustentada sobre los valores esenciales para la cohesión de la sociedad como son la generosidad, el sacrificio, la solidaridad y el esfuerzo, y, sin duda, será la que nos guie entre tanta incertidumbre. En todos los ámbitos desde que comenzó la crisis vemos ejemplos que nos produce orgullo de la generosidad sin límites que muestran los profesionales en los hospitales, luchando para frenar el número de victimas.
El esfuerzo de los trabajadores, tanto los que salen día tras día a la calle para ir a sus puestos de trabajo, como aquellos que siguen dando lo mejor de sí mismos desde sus casas para que no cese la actividad empresarial y económica del país.
Es de reseñar el papel de los empresarios y trabajadores españoles que han puesto al servicio de la ciudadanía las capacidades y los medios de las compañías que lideran para cooperar con el Estado, mostrando el músculo de la colaboración público-privada que está permitiendo reforzar las áreas donde su presencia es vital en una situación de urgencia. Serán estos líderes sociales y empresariales los que van a tener, ya están teniendo, de hecho, un peso fundamental en la resolución de esta crisis.
Por otra parte será determinante la manera en que afrontamos retos como la industrialización competitiva del país, enfocándonos hacia sectores de alto valor añadido y con gran capacidad de arrastre; el impulso a la I+D+i para superar el gap de innovación y aumentar la competitividad empresarial; la formula para generar la confianza imprescindible que atraiga la inversión e impulse la exportación; o la evolución del proceso de transición energética hacia modelos basados en energías renovables y de mayor eficacia. Tenemos que impulsar de una vez por todas el espaldarazo definitivo a la tecnología, tras el evidente valor que hemos podido comprobar en este periodo de confinamiento, dejando de ser un eterno reto a futuro para formar parte de todos los ámbitos del presente.
Hacia la mitad del artículo, comentábamos que la UE se sobrepone a la crisis.. Entre Merkel y Macrón acuerdan el Nuevo Plan Financiero de la UE. Sobre este telón de fondo se entiende el alcance de la respuesta de los dos líderes europeos, que no será decisiva para superar la actual crisis, pero que contemplada a largo plazo, se trata de una respuesta transformadora de la UE, simbólicamente porque transmite solidaridad y en la práctica, al poner en marcha un nuevo instrumento financiero. Merkel “está ante un momento”, cuya actuación ha sido decisiva, y confía en que la UE supere las presiones internas y externas que sufre, porque la idea de Europa es una respuesta al nacionalismo de destructivo y por eso tiene que sobrevivir.
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