El comportamiento reiterado, cobarde y violento, de grupos de agricultores franceses, se puede calificar de muchas maneras. En España tenemos adjetivos suficientes para ello. Siendo suaves y generosos, podríamos aplicarles la mayoría de los sinónimos previstos en nuestros Diccionarios: “ruines, miserables, mezquinos, bandidos, granujas, sinvergüenzas, y un largo etc. De la misma manera que seria injusto meter en el mismo saco a todos los agricultores franceses. Lo que sí está claro, es que no son actitudes a imitar.
La calidad y el valor de sus productos no se defiende con violencia. El supuesto libre mercado de ésta rara Unión Europea que se está construyendo, ni ampara, ni defiende, por lo visto, la libre circulación de mercancías entre países miembros y afines. Insisto, se supone que Francia debería garantizar el paso y la expansión de productos de, y para otros países comunitarios, como principio básico de la UE en ésta materia. Igual que hace la propia Francia con la leche y otros productos que nos llegan diariamente.
Raro es el día que no nos desayunamos con ataques a nuestros camiones que transportan fruta o vino, especialmente para Francia, Suiza o cualquier otro lugar de Europa. No es nada nuevo. Son ya muchos años de conflicto que nadie resuelve. Recientemente, un centenar de presuntos viticultores franceses, abordaron a varios camiones españoles, entre ellos, dos de la empresa manchega Transportes Felix, de Socuéllamos, una gran empresa, cuyos camiones forman parte del paisaje de las carreteras europeas.
Lo hicieron, con total impunidad y alevosía, junto al paso fronterizo de Le Boulou, teniendo como testigos a cámaras de televisión, “casualmente invitadas al acto”, además de gendarmes que con ofensiva tranquilidad contemplaron, y permitieron, la actitud asquerosa y delictiva de sus paisanos, sin mover un dedo para evitarlo.
Nada hicieron tampoco para impedir que esos individuos arrojasen a la carretera casi 26.000 litros de vino que transportaba uno los camiones cisterna socuellamino. Además de buena parte del contenido del segundo camión con destino a Suiza. Justifican su actitud canalla, como denuncia por las importaciones a bajo precio de nuestros caldos.
Si realmente los sujetos que llevaron a cabo ésta acción violenta fueran agricultores de verdad, comprenderían lo que supone sacar adelante una cosecha, con la producción del vino correspondiente. Luego, los mercados mandan.
Tampoco saben valorar el esfuerzo y el trabajo de los conductores y de la propia empresa. Habrá que “agradecerles” que no les agredieran, como en ocasión reciente ha ocurrido a compañeros españoles, murcianos, al tratar de defender su mercancía de frutas, por ejemplo. No se sabe si alguno de ellos también entra en el juego del hurto de gas oil de los camiones que circulan por allá. Vamos, unos angelitos.
Ni las autoridades francesas, ni las comunitarias, pueden seguir mirando hacia otro lado como si aquí no pasase nada, violando permanentemente el mercado único. ¿Qué parte no entienden éstos sujetos? No es “una cuestión muy puntual” como declaró el consejero de Agricultura de Castilla La Mancha. Si no recuerdo mal, en la década de los 80 ya ocurrían éstas salvajadas. Por tanto, no es nueva la mala “costumbre” de asaltar nuestros camiones y destrozar nuestros productos por parte de unos indeseables en territorio francés.
Algunas organizaciones agrarias sospechan que lo que se pretende es apartar a los productos españoles del mercado comunitario, con la complicidad de grandes cadenas de distribución que intentan dominar abusivamente los mercados.
En todos los órdenes España ha sido, es, y confío que siga siéndolo, solidaria siempre (que todos se pongan las pilas). También es cierto que aquí somos muy dados a poner la otra mejilla, con excesiva generosidad. Cierto. Queremos ser amigos, no “primos”.
Esperemos que las autoridades francesas y comunitarias, con la presión de España, pongan orden y corten de raíz esa actitud cobarde de gente incapaz de saber qué es y significa el libre mercado en la Unión Europea que se pretende. Si no es así ¡apaga y vámonos¡
MANUEL SÁEZ – Exdtor. RNE Albacete