Sí, es un titular raro, pero las cifras tienen la significación de indicarnos la cuenta atrás, del culebrón político más espectacular que hemos vivido desde que en 1978 se aprobase el texto Constitucional que sirvió para una necesaria y obligada reconciliación. Cosa que ahora parece ignorar cierta gente. Es como la cuenta habitual de la NASA, previa al lanzamiento al espacio de algún chisme con destino a no se sabe donde. A diferencia, a millones de españoles nos gustaría saber cual es el destino de la aventura. Aunque sea por curiosidad malsana.

Dicen por ahí, que ésta misma semana tendremos nuevo presidente del Gobierno, encarnado en la figura del socialista Pedro Sánchez, gracias al apoyo y las sonrisas de Albert Rivera y los suyos. Aunque muchos “fieles” de ambas formaciones no lo tengan tan claro, a pesar, incluso, de la “consulta” a las bases con poco más del 50% de respuesta, con resultado desigual, según quien lo cuente, alarmante para algunos y éxito rotundo para los menos.

No hay más que ver los titulares de prensa, incluyendo algunos digitales: “La mitad de los militantes “planta” a Sánchez”, “Pedro Sánchez gana la consulta con más del 50% de participación”, “La mitad de los afiliados dan la espalda al referéndum”, “Ni el 40% de los militantes del PSOE respalda el acuerdo con C´s. Claro está, que depende de la línea editorial de cada cual, incluyendo las televisiones “amigas”, cuyo concepto de la imparcialidad es la repera. De cualquier manera, la iniciativa está ahí.

Hasta Podemos habla de “pantomima” del PSOE. Eso sí, con un cabreo de tres pares de narices, aún sabiendo que hay ases en la manga por jugar, y que como tales cosas nunca se cuentan (basta con un guiño) para que los jugadores de enfrente entiendan el mensaje y no malogren la partida. Como ejemplo, ahí está el golazo por la escuadra al ingenuo PP, referido al presidente del Congreso, fruto de un supuesto acuerdo más amplio y generoso, que al poco tiempo de subir al escenario ya ha empezado a “mover ficha” interesada y a quebrar la buena voluntad de algunos negociadores. O eso dicen los de enfrente.

El apoyo explícito para el nombramiento de don Patxi, supongo, insisto, debería tener, en la letra pequeña, un más largo recorrido para otros posibles acuerdos políticos e institucionales. Digo yo.  Suele ocurrir que en el exceso de confianza esté el peligro. Algunos han vuelto a demostrar que son “más inocentes que Avelino”, y no les importa seguir poniendo la otra mejilla, aunque tengo la fundada sospecha, que, del asunto de la mejilla, hay millones de españoles supergenerosos, que también entran en la acertada filosofía de aquél refrán que dice: “El español piensa bien, pero tarde”. Eso mismo está pasando con éste coctel político agridulce, que intentan servirnos en mesa y mantel recién lavado, y televisor de 400 pulgadas enfrente, para ver mejor la película. Y lo peor, es que mucho me temo que, sin comerlo ni beberlo, terminaremos pagando la ronda, incluidos a los gorrones de turno.

Ese “5,4,3,2,1…” del titular, puede ser el punto de partida de algo que no se sabe qué es ni en qué va a derivar. Ni si será bueno, malo o mediopensionista. Por eso tenemos a medio mundo mirando con prismáticos de última generación, para intentar descubrir dónde se oculta el milagro.

Aquél acertado y siempre joven slogan de que “España es diferente”, cuya idea era promocionar lo bueno, nos sirve todavía, y por mucho tiempo, creo, para enseñar al mundo que, quien creó aquello, tenía más razón que en un santo. Dichosos genes.

 

5, 4, 3, 2, 1…

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